26 dic 2009

Los adolescentes son como los gatos.



Los adolescentes tienen mucho en común con los gatos:

Ninguno de los dos voltean a verte cuando les hablas por su nombre.

No importa lo que hagas por ellos, nunca será suficiente. Así es, ningún esfuerzo humano es adecuado para compensar por el privilegio de servirles.

Ambos pueden tirarse en un sillón durante horas sin siquiera moverse, apenas respirando.


Raramente ves a un gato caminando fuera de la casa con un humano adulto, y podemos decir con seguridad que ningún adolescente que se orgullezca de serlo querrá ser visto en público con sus padres.

Incluso si puedes decir chistes como Eugenio Derbéz, ni tu gato ni tu adolescente mostraran siquiera una ligera sonrisa.

Ningún gato o adolescente comparte tus gustos en música.

Se dice que los gatos tienen nueve vidas. Los adolescentes viven como si también las tuvieran.

Los gatos y los adolescentes bostezan igualitos, comunicando el más grande extásis humano: un sentido de total y completo aburrimiento.

Ni gatos ni adolescentes cuidan los muebles de nadie.

Los gatos tienen la libertad de vagar fuera de casa, y algunas veces es sabido que regresan a mitad de la noche para depositar un animal muerto en tu sala. Los adolescentes definitivamente no están por encima de ese comportamiento.

Entonces, si debes criar adolescentes, la mejor fuente de información no son otros padres, sino veterinarios. También es buena idea tener una guía para gatos en todo momento. Y recuerda, siempre déjales su comida y no hagas ningún movimiento brusco hacia ellos. Cuando estén listos vendrán a ti pidiendo afecto y cariño; y será un momento triunfal para todos.

Fuente.

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